miércoles, 25 de febrero de 2009

El abogado de buen corazón


Una tarde un abogado iba en su limusina cuando vio dos hombres al costado de la ruta comiendo pasto. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar. Le preguntó a uno:

-¿Por qué están comiendo pasto?

-No tenemos dinero para comida, dijo el pobre hombre. Tenemos que comer pasto.

-Bueno, entonces Uds. vengan a mi casa y yo los alimentaré dijo el abogado.

-Pero Sr. tengo esposa y dos chicos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol.

-Que vengan también, dijo el abogado. Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:

-Ud. también venga.

El hombre, en una voz lastimosa dijo:

Pero Sr. yo también tengo esposa y seis hijos conmigo.

-Que vengan ellos también. Respondió el abogado.

Entraron todos en el auto, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan grande como la limusina.
Una vez en camino, uno de los pobres tipos lo miró al abogado y dijo:

-Sr. Ud es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos con Ud.

El abogado dijo:
Feliz de hacerlo, les va a encantar mi casa. El pasto está como de tres metros de alto.

Ja, Ja, me hizo acordar al patio de mi casa, ya debe estar cerca de los tres metros.
Pero bueno che, es un chiste, no metamos a todos en la misma bolsa, que tengo amigos abogados y ellos nunca, pero nunca, compartirían su pasto con nadie, ja ja ja, sigo bromeando.

Lo que quiero que se te grabe es que hay alguien que si realmente quiere lo mejor para vos…
Solo tenés que acercarte a Él…

“Yo sé los planes que tengo para ustedes dice Dios, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza.”
Jeremías 29:11 (BAD - Biblia al Día)

lunes, 9 de febrero de 2009

Un Soldado o un Angel Uniformado ?


Esta es una historia de una familia de EEUU...
En 1949 mi padre acababa de regresar de la guerra. En todas las autopistas estadounidenses se veían soldados en uniforme que buscaban transporte para llegar a casa, como era cotumbre en aquella época.

Tristemente la emoción del encuentro con su familia pronto se vio ensombrecida. Mi abuela enfermó gravemente y tuvo que ser hospitalizada. Eran sus riñones y los médicos le dijeron a mi padre que necesitaba una transfusión de sangre de inmediato; de lo contrario, no pasaría de aquella noche. El problema era que su tipo de sangre era AB-, un tipo de sangre muy poco común incluso hoy día, pero aún más difícil de encontrar porque en esa epoca no había bancos de sangre ni vuelos para enviarla. Se examinó a todos los miembros de la familia, pero ninguno tenía el tipo requerido. Los médicos no daban ninguna esperanza; mi abuela se moría.

Bañado en lágrimas, mi padre salió del hospital para ir en busqueda de la familia, para que todos tuvieran la oportunidad de despedirse de la abuela cuando conducía por la autopista, se cruzó con un soldado en uniforme que pedía transporte para llegar a casa. Profundamente triste, mi padre no sentía en aquel momento el deseo de hacer una buena obra. Sin embargo, fue casi como si algo ajeno a él lo obligara, se detuvo y aguardó mientras el extraño subía al auto. Mi padre estaba demasiado perturbado para preguntarle su nombre, pero el soldado advirtió de inmediato las lágrimas de mi padre y averiguó el motivo. Mi padre le contó a aquel completo extraño que su madre estaba muriendo en ese momento en el hospital porque había sido imposible encontrar su tipo de sangre, AB-, y que , de no encontrarlo antes de la noche, seguramente moriría.

Hubo un gran silencio en el auto. Luego el soldado no identificado le extendió la mano a mi padre, con la palma hacia arriba. En la palma de su mano estaba la identificación que llevaba alrededor del cuello. El tipo de sangre indicado era AB-.
El soldado le dijo a mi padre que regresaran de inmediato al hospital.

Mi abuela vivió hasta 1996 cuarenta y siete años más, y hasta la fecha nadie en la familia conoce el nombre del soldado. Pero mi padre se pregunta a menudo: ¿Fue realmente un soldado, o un ángel en uniforme?

Dios quiera que un día me confundan a mi, o te confundan a vos con un angel en uniforme.

Salmos 146:5 Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios.