Un
carpintero, quería retirarse porque había trabajado ya muchos años. Entonces le
comunicó a su jefe que quería dejar el negocio de la construcción, para poder
llevar una vida más tranquila junto a su esposa y así disfrutar los últimos
años de su vida.
Su jefe lamentó perder a un gran empleado. Pero antes de que dejara de trabajar, le pidió que por favor construyera una última casa.
El carpintero aceptó, solo por no atreverse a decir que no, no tenía muchas ganas.
No tomó un gran compromiso, no puso mucho esmero ni entusiasmo en el trabajo
como en otras épocas, no cuidó los detalles, ni dio su mayor esfuerzo, la hizo
así nomás, sin comprometerse demasiado.
Por lo
que la construcción, al final no se veía muy bien, incluso los materiales que
usó eran de inferior calidad.
El carpintero sabía que no era un gran trabajo y
que podía haberlo hecho mucho mejor.
Una vez finalizado el trabajo, el carpintero llamó a su jefe para mostrar la casa. Hicieron un recorrido por la misma y al finalizar su jefe le dijo: Querido amigo, esta casa es para vos, es tuya, es mi regalo por todo el trabajo y los años que estuviste en la empresa.
El
carpintero, con las llaves en sus manos y sus ojos llenos de lágrimas,
agradeció el regalo, pero se sintió avergonzado como nunca antes por esa
actitud que le llevó a cometer ese tremendo error.
Se había
quedado con la peor casa que había construido en su vida por no poner un gran
compromiso de su parte.
Si el
carpintero hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera
hecho con el mayor compromiso, hubiera puesto los mejores materiales, los
mejores cimientos, hubiera cuidado todos los detalles. Ahora, no tenía otra
opción que vivir en la propia casa que él había construido y no de la mejor
manera.
Lo mismo puede
sucedernos a nosotros. Construimos nuestras vidas sin compromiso, de manera
distraída o liviana, haciendo las cosas de cualquier manera, o como nos salga,
sin dar lo mejor de nosotros, cuando deberíamos dar nuestro mejor esfuerzo y poner
la máxima atención y cuidado.
Muchas
veces, no damos lo mejor en nuestro trabajo, con nuestra familia, con nuestros
amigos, en tu servicio en la iglesia o con lo que hacemos.
Y no nos
damos cuenta de que tenemos la vida que nosotros mismos hemos construido.
Construyámosla con sabiduría poniendo nuestro mayor compromiso en todo lo que
hagamos.
“Tu vida
hoy, es el resultado de tus actitudes y decisiones del pasado…
Tu vida
mañana, será el resultado de tus actitudes y decisiones de hoy”
¿Cómo
está tu vida hoy? ¿Te gusta? ¿Estas conforme? ¿Querés mejorar?
Tu vida
hoy, es el resultado de tus decisiones y compromiso pasado.
¿Cómo
querés que esté tu vida en un futuro cercano? ¿Cuál es tu sueño, tu meta?
Tu vida
mañana va ser el resultado de tus decisiones y compromiso de hoy.
Dios
tiene un plan y un propósito con tu vida, tal vez no te estás dando cuenta y
con cada cosa que haces estas construyendo tu propia casa.
¿Con
cuanto compromiso, esfuerzo y dedicación lo estás haciendo?
Emprendamos
con el mayor compromiso cada cosa que hagamos, como si fuera para Dios o para
nosotros mismos.
Colosenses 3:23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de
corazón, como para el Señor y no para
los hombres.
Para Pensar...
Diego Amado
2 comentarios:
Excelente!! compromiso y excelencia van de la mano...
Excelente!! compromiso y excelencia van de la mano...
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