viernes, 6 de enero de 2017

Candados de Amor



En París, en 2015, se removieron 45 toneladas de candados de las barandas del Puente de las Artes.
En un acto romántico, las parejas grababan sus iniciales en un candado, lo colocaban en la baranda, lo cerraban y arrojaban la llave al río Sena.

Como este ritual se había repetido con miles de parejas, el puente ya no podía soportar más el peso de tanto «amor». Como consecuencia, el gobierno de la ciudad, para proteger el puente, tuvo que quitar los «candados de Amor».

El propósito de los candados era simbolizar amor eterno, pero el amor humano no dura para siempre. Aun los amigos más íntimos pueden enojarse y no resolver nunca un problema; los parientes, discutir y negarse a perdonar; los esposos y esposas, alejarse tanto que no recuerdan por qué decidieron casarse.
El amor humano es variable e inconstante.

Pero hay un amor invariable, duradero, eterno, incomparable: el Amor de Dios. 
Como afirma el Salmo 106:1 "Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre" (NVI). 
Las promesas de este amor inalterable y eterno se encuentran en toda la Biblia.
Y su mayor demostración es la muerte de Jesús en la cruz, para que los que crean en Él tengan vida eterna.
Nada nos separará de su amor (Romanos 8:38-39)
Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro,  ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!


Dios es amor, te ama y su amor dura para siempre.
Nunca te olvides, nadie nunca te va amar como Dios.
El espera por vos con amor.

Para Pensar...
Amado Diego.
Adaptado de Devocional Nuestro Pan Diario.



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